BERMÚDEZ LAREZ

Quizás la formación matemática de sus estudios de Ingeniería influyo de manera decisiva en la producción temprana de BERMÚDEZ LAREZ. Recordar sus cuadros de hace aproximadamente unos diez años, significa remitirse a su pasión por el estudio de la geometría, o a su reiterado empeño en colocar de la manera más armoniosa posible, las figuras del círculo y el cuadrado en un plano determinado.

No era muy claro entonces, si más pesaba en él la vocación por la pintura o la vocación por el dibujo, cuando el soporte preferido era el papel o la cartulina. Antes de concluir la década de los ochenta, las indagaciones de BERMUDEZ LAREZ hicieron cambiar radicalmente su manera de expresarse, aunque persistiera en la mayoría de sus trabajos el BACK-GROUND constructivista de los inicios. Un buen ejemplo de esta mutación estilista pudimos verlo en la oportunidad de la Primera Bienal de artes Visuales de Mérida en Octubre de 1.990, a donde concurre nuestro pintor con una obra de modestas dimensiones, logrando obtener una mención. Ahora la rigidez de la geometría, definidora de su primera obra, cedía en el escenario a un planteamiento NEO-INFORMAL verbalmente original. El rol protagónico pasaba a ser ejercido por el color. El basamento constructivista se mantiene de manera solapada, mientras una tenue lluvia gestualista termina congelada en la sinfonía de colores, del azul Venecia a la escarlata, de los grises y plata al negro más intenso. No hubiera sido descabellado imaginar, en ese instante, una salida al viejo informalismo de un MATHIEU, pero era una antesala de un Arte muy distinto, era la fase inicial de nuevo idioma, cuyo alfabeto hubo de perfeccionar ese mismo año, en un viaje a la Península de Araya. Allí residió durante varios meses, ensimismado ante el azul intenso del mar y del cielo de la península y observando la metamorfosis colorística que acompaña el proceso de formación de la sal marina. BERMUDEZ LAREZ se siente atrapado por el secreto de los magentas de la sal adolescente, así como la pureza del blanco de aquellas pirámides salinas.

De ahora en adelante su paleta se aclara. Recurre a toda gama de blancos: desde los límites con el gris plomizo hasta los terrenos del ambar transparente. Estamos sin duda ante un planteamiento abstracto, de origen auténticamente naturista.

Pero el abstraccionismo de B L se encuentra ahora muy lejos ya de la versión constructivista de su primera etapa, ya de su versión informal a lo MATHIEU. Si algo resulta cristalino en los últimos cuadros de B L es esa voluntad de evitar el azar y la improvisación. BERMÚDEZ LAREZ es un anarquista convencido de que la libertad más plena en el mundo del arte. Reside en el orden de las cosas.

BERMUDEZ LAREZ
Perhaps the mathematical training while studying Engineering influenced Bermudez Larez’s early production. Ten years ago, his works showed his passion for the study of geometry, or his reiterated determination in placing as harmoniously as possible, the circles and squares in a determined area.
It was not clear at that time if his vocation for painting was stronger than his vocation for drawing when he preferred to use paper or cardboard. Before the end of the 1980s, Bermudez Larez’s enquiries made him radically change the way he expressed himself even though he continued showing the constructivist background of his early years in most of his works. A good example of this style mutation was first appreciated in the First Biennale of Visual Arts in Merida, in October 1990. Bermudez Larez showed a work of modest dimensions that achieved a Mention. This time, the rigidity of geometry that defined his first work gave place to a Neo-Informal approach that was verbally original. Color became the protagonist. The Constructivist ground was maintained overlapped while a gentle rain of gestural painting ended up frozen in the color symphony from the Venetian blue to the Scarlet, from the grays and silver to the deepest black. It would have not been preposterous to imagine that at that moment, a way to the old informality of a Mathieu but it was the lobby to a very different art. It was the initial stage of a new language. Its alphabet had to be perfected that same year during a trip to the Araya Peninsula where he lived during several months, self-absorbed by the deep blue of the sea and of the sky of the peninsula. Observing the color metamorphosis that goes with the formation process of sea salt. Bermudez Larez felt trapped by the secret of the magentas of the young salt, as well as with the purity of the white of those saline pyramids. 

Since that moment, his palette became lighter. He resorted to the entire range of whites: from the limits of the gun-barrel gray to the lands of transparent amber. Undoubtedly, there is an abstract approach of an authentically naturist origin. 

Nevertheless, the abstractionism of Bermudez Larez is now far away from the constructivism version of his first stage, from his information version of Mathieu’s style. If there is something clear in his last works, is his will to avoid randomness and improvisation. Bermudez Larez is an anarchist convinced that the most complete freedom in the art world resides in the order of things.